Fila Cero

17.4.06

Bafici 8º

Hasta ahora tengo vistas 3 películas de esta edición del festival. A diferencia de años anteriores, se incorporaron las salas del Atlas Santa Fé y el Atlas Recoleta, y se excluyeron el Cosmos y el cine América que parece haber pasado definitivametne a la historia. Una pena, porque era la única sala de cine "grande" que quedaba, aunque sólo se la usara para festivales y presentaciones especiales.
La primera que vimos fue "Mach die Music Lieser" (Aca se la dió como Turn the music down) del director Thomas Arslan. Es una producción para la televisión y resulta anodina e insípida. Muestra una juventud que ya no es actual -la película es de 1994- en una Alemania post-caída del muro y recien reunificada que no tiene ningún tipo de incentivo en sus vidas. No se tocan. No se hablan más que para preguntarse trivialidades. Según nos dijo una chica italiana que vino con nosotros a verla, la juventud europea tenía esos rasgos en algunos casos. Estaba presente en la sala el director y se merecía que todas las chicas presentes de la sala le apoyaran las tetas en la espalda.
Le siguió "Me and you and everyone we know", opera prima de Miranda July. La película es muy fresca, cómica e inteligente. Está muy bien actuada por los actores principales y por los chicos que trabajan con una naturalidad que sigue siendo algo totalmetne inédito al día de hoy en el cine nacional. Cuenta varias historias donde los personajes se entrecruzan con un eje que los nuclea que es la comunicación de las emociones de los distintos personajes. (Había escrito más, pero estaba casi contando la película)
Y por último -por ahora- anoche vimos "The Aristocrats", un ensayo sobre el humor y las libertades y transgreciones que se pueden hacer a la hora de ser gracioso. Aparecen comediantes reconocidos que dan vueltas y vueltas sobre un viejo y muy conocido chiste (Cuyo equivalente podría ser el chiste del cocacolero, ese del "ole toro... ole paquirri"). Es una película de un lenguaje escatológico casi delirante por momentos que logra que uno se olvide que lo que se está diciendo es terrible y que le resulte divertido.
Por ahora, nada más.